Acerca de la creadora.
Tamara se siente bendecida por haber nacido en un hermoso país, rodeada de exuberantes montañas y mares, sin ejércitos o violencia en sus calles. Desde niña, jugaba en una casita del árbol donde se imaginaba una mujer de grandes negocios. A los 18 años se decidió a estudiar Administración de Negocios, en Costa Rica, y se desarrolló profesionalmente en el mundo corporativo especializada en mercadología. Trabajó en compañías multinacionales. Renunció y decidió perseguir un sueño, como una filigrana que ata los hilos del destino, compró un vuelo a París. Conocer París era uno de sus grandes sueños.
Enamorada de las calles bohemias, de la gente y los espacios artísticos, sintió el inicio de un sueño, un fuego encendido. Tamara contempló su vida y, guiada por numerosas inspiraciones en aquel país, guiada por las luces, los diseños, los colores, los misterios, las formas y su historia, fue como tomó la decisión de utilizar sus conocimientos y sus inquietudes en el mundo de los negocios para experimentar y luego entrar de lleno a su propio negocio. Tamara se redescubrió a sí misma como una mujer creadora, natural, empoderada y femenina.
Deseaba mostrarles a las mujeres soñadoras, como ella, el camino que la ha inspirado a construirse el suyo.
Tamara se considera una mujer segura, capaz de tomar sus propias decisiones. Es una mujer original, real, pues gusta de lo natural y ama estar y compartir en la naturaleza. Ama las flores. Es glamorosa, goza ponerle su propio toque a todo, y ama compartir su energía con las demás personas. Definitivamente apasionada, pero también sencilla, gusta de ser ella misma. Es una mujer que goza su libertad y su felicidad.
Siempre tuvo curiosidad por comprender cómo las joyas adquirían vida propia a través de su forma, de sus colores y sus gemas. Surgió esa pregunta muy importante que definiría esta nueva vocación: ¿Cómo una joya logra hacernos sentir más bellas, más únicas, y cómo es que revelamos nuestra propia naturaleza, nuestras sonrisas, a través de la joyería?
Ese era su nuevo reto.
Habiendo dedicado su vida al trabajo en ambientes corporativos, emprendió la búsqueda por aprender nuevas habilidades, habilidades que jamás había imaginado utilizar. Aprendió a ensuciarse las manos, algunas veces quedaron heridas, pero nada grave. También aprendió una suerte de oficio de alquimista: cómo usar las herramientas, el fuego, los químicos y a blandir el metal. Una vez superados los temores y los obstáculos, y echando a la mano de estos nuevos conocimientos, gradualmente comprendió su nuevo camino y eso la ayudó a percatarse de que podía enseñar a otras mujeres, mujeres emprendedoras y hermosas, extraordinarias. De ahí nació su marca, de la inquietud de Tamara por compartir al mundo su energía y su aprendizaje.
En cada pieza de joyería que han trabajado sus manos, hay buenos deseos y un consejo: no tengas miedo, usa el valor, incluso el más oculto. Realiza tus sueños, comparte con el mundo, ama. Cada pieza en el taller de Tamara es única, y es un compromiso de compartir el amor y la enseñanza, de revelarle a otra el valor de su independencia, su espíritu creador y natural, y su habilidad para ser ella misma en cualquier entorno y circunstancia. Bienvenidos, pues, al rinconcito de esta mujer auténtica cuyo único deseo es revelar, a través de su joyería, el enigma y el poder que toda mujer esconde.